A la familia del Festival de Cine de Huesca nos ha sorprendido la muerte, tras una larga enfermedad, de nuestro amigo Alberto Sánchez Millán.
Y decimos que nos ha sorprendido porque, aún cuando sabíamos de la enfermedad de Alberto, sus amigos nos resistíamos a pensar que nos iba a dejar tan pronto. Su entereza y naturalidad ante su grave enfermedad nos ha servido de ejemplo vital para todos nosotros.
Alberto Sánchez, fotógrafo y enamorado del CINE con mayúsculas, acudió rápida y generosamente a la llamada del Festival de Cine de Huesca allá por los años setenta. El recordado Pepe Escriche pensó que nos ayudaría para mejorar la organización del mismo, y Alberto supo introducir una mirada externa de Huesca, que nos convino muy bien, dándonos una opinión fresca, profesional y directa de la visión que tenía Alberto del mundo de cine y de su organización.
Hombre humanista y activo en aquellas Conversaciones Internacionales sobre el Cortometraje que se celebraron a finales de los años setenta, impulsor de la sección de tanto éxito Cine y Gastronomía y pieza importante en la organización del Concurso de Relatos de Cine que actualmente organiza el Festival de Cine de Huesca, supo transmitirnos su pasión por el séptimo arte y la fotografía. Era un gran comunicador y le gustaba hablar, conversar y dialogar.
Alberto ha sido una persona a la que le gustaba unir antes que dividir. Trabajó enormemente para que los realizadores del cine aragonés tuvieran su espacio y su promoción al exterior desde el Festival de Cine de Huesca.
Hemos compartido contigo el amor por el cine y hemos visto y disfrutado juntos la visión de muchas películas, pero no nos hubiera gustado nunca que llegáramos a ver la palabra FIN.