Muchas noches con los trabajadores del turno nocturno de una fábrica de plásticos de Barcelona, siete horas de metraje en bruto. Tiempo que se convirtió en los 13 minutos que componen el cortometraje galardonado esta 32 edición del Festival de Cine de Huesca con el Premio Los Olividados: «Santander 128». Héctor Añaños Corcuera, (Huesca, 1979) es la cabeza visible en el certamen de un equipo que recibe la primera edición de un galardón que, instituido por el Gobierno de Aragón, proporciona la oportunidad de viajar con una beca de la New York Film Academy a Nueva York, Los Ángeles o Londres (Héctor está pensando en la ciudad de los rascacielos) para recibir un curso intensivo en cinematografía, además de una bolsa de estudios por valor de 3000 euros. -Sois los primeros en recibir este galardón. -Como se ha dicho en la lectura del palmarés, ya no somos lo olvidados. Hemos pasado de estar en el anonimato para, de alguna manera, cruzar esa línea, que es muy dura de cruzar. Ganar en un festival te abre, evidentemente, muchas puertas. Más con este premio que te proporciona la posibilidad de enriquecerte mucho más yendo a una gran ciudad y a una gran academia de cine. Creo que gracias a incentivos como estos, Los Olvidados dejan de serlo. -¿Por qué un documental y por qué esta historia? -Aparte de que es más barato, estás en contacto con gente real, con la que hablas, de la que al final te haces amigo. Pasas ratos divertidos antes de la producción. En el documental hay algo muy importante que es el trabajo de campo; ir semanas antes, conocer a los personajes para que te conozcan y se relajen para cuando vayas con la cámara. Me siento muy identificado con el documental, aunque siempre se aspira al cine de ficción. Respecto a la elección de la historia, barajábamos cinco o seis diferentes. Poco a poco, mientas íbamos investigando lo que se podía hacer con cada una de ellas resultó que ésta podía ser uno de los mejores. En principio el proyecto no iba a ser esta historia. Iba a ser un tema con mayor denuncia social, pero no pudimos hacerlo porque los protagonistas se negaron. Quiero seguir haciendo documental, me gusta mucho el género, la relación que adquieres con los protagonistas, con los personajes que eliges. De hecho ahora estamos haciendo otro documental, con Patricia Oriol, sobre la historia de un pueblo que se enfrenta a una amenaza que desde hace años afecta a su vida diaria y que afecta a su supervivencia (Se refiere a Quiero vivir aquí, una película de 45 minutos de la que están a punto de concluir su postproducción). -¿Para qué crees que sirve el documental? -A mí me sirven porque me gusta el medio audiovisual, me gusta desarrollarlo y además conoces a gente. Para el resto, pienso que es un testimonio más. Recoger un hecho, ver y mostrar cómo vive cierta gente, cómo se enfrenta a su vida diaria y que el espectador se sienta identificado con lo que ve.
Categoría: Hemeroteca
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