Su faceta como realizadora acaba de iniciarse con el cortometraje “No digas nada», una obra donde el tema principal es “la necesidad de calor que tiene la persona humana… pretende centrarse más en lo que no se dice que en la propia palabra”, afirma la protagonistas de títulos como “La dama boba” o “La fuente amarilla”. En su opinión la dirección acarrea mucha responsabilidad, “es un no parar de dar vueltas al proyecto que tienes entre manos” pero se siente afortunada de poder hacerlo, además contando con actores de la talla de Carmelo Gómez o Alexandra Jiménez.
Sobre su recuperación, Silvia se queda con lo positivo, con “valorar el presente” y ha decidido pasar página, abriendo nuevas puertas. En todo este tiempo “la mente, el control personal y la paciencia” han jugado un papel fundamental.
Con una carrera de más de 20 año, la madrileña destaca por la facilidad que tiene para cambiar tanto de medio como de personaje. “Me gusta el contraste, meterme en la piel de individuos diferentes” confirma Silvia, que cuenta en su haber con múltiples éxitos en cine, teatro y televisión. “Me siento más a gusto donde haya una buena historia” en cualquier tipo de medio en el que se presente, confirma con seguridad.
La actriz no se olvida de la importancia de los festivales de cine, como el de Huesca, “por la difusión de cortometrajes que de otra manera no podrían ser mostrados”. Un escaparate perfecto para ver “gente joven y con buenas ideas”, concluye.