La actriz Mar Regueras fue la protagonista de las Veladas Violetas celebradas ayer en la Plaza de la Catedral y organizadas en colaboración con el Instituto Aragonés de la Mujer, IAM. En el evento, Mar repasó su trayectoria y los momentos que han marcado su carrera así como el papel de la mujer dentro de la industria cinematográfica. Mar Regueras es conocida por el público por sus apariciones en series como Hospital Central, Sin Identidad o Herederos. Además, estuvo nominada al Goya a mejor actriz de reparto por su papel en Rencor.
¿Qué sientes al venir a las Veladas Violetas a hablar de tu trayectoria?
Si te soy sincera, estoy como un flan. Yo nunca he hecho algo así. En alguna ocasión me han pedido que fuera a hablar de mi vida pero no así. ¿Las razones?, pues que yo no soy Concha Velasco como para contar mi trayectoria, por pudor, porque no es lo mismo subirse a un escenario a interpretar un papel que contar tu vida. Y como tenía tantas excusas para decir que no, dije sí. ¿Por qué? Principalmente porque soy feminista, entendiendo feminismo como la igualdad entre hombre y mujeres. Parece que [este término] se ha convertido en un término peyorativo pero no lo es. Yo no odio a los hombres, al contrario, necesito de ellos para poder hacer un mundo más igual.
A lo largo de tu trayectoria, ¿cuál es el papel que más te ha marcado?
Destacaría varios. El primero es Chicago, el papel de Roxie Hart, porque era de los primeros musicales que se hacían, era mi debut como actriz y para mí era un poco la panacea viniendo de la danza. Otro papel por el que la gente me recuerda mucho es Lola de El Comisario. Fue mi primer papel en televisión. Destacaría el de Rencor por el que nominaron al Goya, aunque paradójicamente tampoco he hecho mucho cine. Cuando me nominaron por Rencor me tiré dos años sin hacer nada.
Y si hablamos en concreto de las Veladas Violetas, el papel que destacaría para esta ocasión sería el de Manuela de Hospital Central porque era una tía que su prioridad era el Hospital, era una directiva. Su carrera estaba por encima de su familia como ocurre en muchos casos de muchos hombres. Si este papel lo hubiera interpretado un hombre, todas mis amigas y conocidas estarían locas por Manuel. Pero como era una tía, resulta que el personaje, según ellas, caía mal.
¿Hay algún papel que no hayas interpretado que te gustaría?
Me encantaría interpretar mujeres de hoy. Por ejemplo, el de una serie que estoy viendo ahora que se llama Suits, que va de un bufete de abogados, y el papel de la secretaria es maravilloso, una tía de 40 años, estupenda. Me encantaría hacer ese papel; es lista, potente, rápida, que se lo sabe todo, que todo el mundo tiene que pasar por ella para saber lo que pasa…
A lo largo de tu carrera has trabajado en cine, en teatro y en televisión ¿cuál es el medio que más te ha aportado?
No me quedo con ninguno en concreto. Creo que un actor o una actriz tiene que saber trabajar en los tres medios porque cada uno te aporta cosas diferentes. El teatro te aporta la frescura, el directo del público y el hecho de que, como todos los días dices el mismo texto, tienes que encontrarle la frescura pero tienes el calor del público que los otros medios no te dan. El cine lo que tiene es que la factura es muy buena, llegas a otros países mucho más rápido…
Alguna anécdota o recuerdo que tengas especial de tu carrera
Es difícil elegir algo. Quizá fue muy emocionante ver como compañeros vinieron al teatro en Chicago y te decían que qué bien. Sí que podría decirte que mi carrera en la danza empezó por una anécdota. Estaba con un grupo de teatro en El Prat de Llobregat, en Barcelona, e hicimos Eloísa está debajo de un almendro y lo hicimos tan mal que consideré que no merecía salir a saludar, y no salí de la vergüenza que me daba. Ese fue el momento en el que decidí que yo no servía para la interpretación y que me iba a dedicar a la danza. Pero la vida me ha vuelto a llevar a la interpretación.
Llevas mucho tiempo dedicándote a la interpretación en distintos ámbitos, ¿no te animas a la dirección?
Me encantaría dirigir algo porque creo que a nivel coach se me daría bien, pero no domino los planos ni la otra parte más técnica propia de un realizador.
¿Cómo ves el rol de la mujer en la industria del cine?
Tenemos un problema gravísimo, sobre todo para encajar a las mujeres entre los 40 y los 50. No entiendo por qué. Ya no es que no te paguen, que también. Sino que, encima, los papeles que te ofrecen es como si me pusieran a poner cafés. Estaría bien que nos diesen papeles en los que podemos contar algo, que al final se nos olvidan todos los pequeños detalles. Y a lo mejor, lo que le pasa a ese personaje es igual de importante que la trama principal. Pero se nos olvida contarlo.
También es un poco problemático el que papeles que interpretarían personas de entre 40 años se los dan a personas más jóvenes.
Sí, muchas veces ves personajes en los que la protagonista tiene 40 años pero deciden que al final tiene que tener 10 años menos. Sin embargo, su compañero tiene que tener 10 años más. ¿por qué no es al revés?
Si nos ponemos a pensar, la mayoría de las parejas, su pareja masculina o femenina tiene aproximadamente la misma edad. También hay parejas en las que uno es más mayor o más joven. Pero no es lo más habitual. Entonces, ¿por qué cuando llegas al cine la mujer tiene 30 y su pareja tiene 45?
¿Cuáles crees que son los principales retos que tiene la industria del cine y la sociedad en general para logar la igualdad?
Lo primero, empezar a escribir cosas para mujeres, producir cosas para mujeres y que las mujeres sean protagonistas. Que haya igualdad en los puestos de trabajo, porque habitualmente cobran más los actores que las actrices. También se tiene que empezar educando, desde el colegio y desde nuestras casas. Y, además, hay que presentar a mujeres reales. Nos hemos quedado en la época de Pajares y Esteso y tampoco avanzamos. Y, con todo el respeto del mundo, las mujeres del 36 no son iguales que las de los 70 ni que las que vendrán después.