Ir al cine es lo mismo que aceptar una invitación a soñar, a imaginar historias reales fabricadas con pedazos de otras vidas. El cine hace que nos adentremos en fragmentos de una realidad ficcionada que cambia nuestra historia creando una nueva; es el reflejo de la película en la que somos protagonistas. Quizás hasta se proyecte en un cine en la que el público sean esos personajes que llevamos viendo por más de un siglo en las pantallas.
Así sucede en ‘Dos euros con ochenta‘, el relato que ganó el XII premio Literario Relatos Cortos de Cine, concedido en la edición 43 del Festival Internacional de Cine de Huesca. Peter Pan busca su butaca en una sala en la que Al Capone y su familia ocupan las dos mejores filas, y sentado finalmente entre James Bond y Harry Poter aguarda a que empiece la película más esperada del año, una de ciencia-ficción en la que los protagonistas son “unos seres que llevaban el coche al taller, trabajaban todo el día para pagar facturas y compraban en sitios a los que llamaban ‘supermercados”.
En ocasiones son tantos los encuentros que hemos mantenido con quienes han sido protagonistas de las películas de nuestra vida que es como si fuesen de nuestra familia. Sabemos sus palabras y las repetimos haciéndolas nuestras. Hasta parece que tengamos el poder de predecir el final de la historia, aunque esto sólo sea en la imaginación de un niño que, en ‘El Don‘, relato ganador en la edición 42 del Festival escrito por Gonzalo Calcedo Juanes, observa anonadado como su padre adivina qué sucederá en cada película.
Podremos creernos por veces dirigiendo una película, la nuestra, diciendo ¡corten! y ¡acción! a nosotros mismos, protagonistas de un guión original. “No puedo mover la cabeza, ni los miembros. Ahora sólo tengo mi mirada. Y ruedo, estoy rodando una película muda. Primer plano; Sylvia gritando”, ‘La última hora de Horacio Silk‘ (de Juana Cortés Amunárriz, premiado en 2010).
El cine sirve de antídoto igual para la soledad que para la melancolía y nos proporciona finales felices con historias por terminar, como la Ramón, protagonista de ‘Historia sin acabar‘ (escrito por Paula Álvarez Carnero y premiado en 2009). Vive en la Sala 2 del cine Cooper desde que murió su madre y está enamorado de Marisa, la encargada de la limpieza.
De quienes aceptan esa invitación a imaginar, hay quien escribe sus sueños para convertirlos en historias reales. Es ahí cuando surgen los relatos de cine.
Bases del XIII Concurso Relatos Cortos de Cine.
Plazo de inscripción abierto hasta el 21 de abril de 2016.