La emoción, como el cartero, llamó dos veces. Primero por la mañana en el salón comedor de la Diputación Provincial de Huesca. Tras una rueda de prensa de la directora del Festival Internacional de Cine de Morelia (Michoacán-México), Daniela Michel, y en una sala abarrotada de periodistas y, sobre todo, de la gran mayoría de los directores de cortos presentes en Huesca, los jurados dieron lectura a las actas de los fallos y fueron anunciando los distintos galardones. Cuatro de los premiados asistían emocionados a la lectura ignorantes de que la suerte les había sonreído.
El primero que recibió el aplauso de los presentes fue Iban del Campo, director de Katebegitik, premio Cacho Pallero dentro del Concurso Iberoamericano, al corto que mejor resalta la defensa de los valores humanos. Otra ovación atronadora fue para Mette Fons, directora danesa de Sleeping Bear, Mención especial del Jurado Internacional de Cortometraje y Premio de la Juventud, que ruborizada y agradecida saludaba a unos y otros, compañeros y periodistas. Mette lleva varios días en Huesca y era ya conocida por todos y favorita para muchos. Pero quizá el momento más sorprendente fue que dos amigos sentados el uno al lado del otro recibieran de forma consecutiva dos premios: el Danzante al mejor cortometraje Iberoamericano documental para Sergio Oskman por Una historia para los Modlins, y el premio especial del Jurado en la misma categoría para Manuel Jiménez por La Aldea perdida. El lado oscuro. Ambos se fundieron en un sentido y prolongado abrazo que pudieron captar los medios de comunicación presentes y que todos aplaudían a rabiar.
Extractamos aquí un resumen de la valoración de los ganadores presentes en la conferencia de prensa de la Diputación Provincial:
Iban del Campo:
“Hace tiempo que tenía ganas de conocerlo. Han sido dos días muy intensos. Mi corto es la historia de un sueño que tiene alguien de soltarse de las cadenas del trabajo. Ha sido un placer estar en este festival y se agradece mucho que organicen este tipo de festivales porque es la única manera que tenemos de mostrar nuestro trabajo”.
Manuel Jiménez: “Es un festival muy querido y muy reconocido en todo el país. Cuando estaba en Málaga todo el mundo de decía, vete a Huesca, que es maravilloso. Cuando estuve en Madrid, me volvieron a decir, vete a Huesca, que es maravilloso. Ahora que he estado en Huesca, yo voy a decir a todo el mundo, vete a Huesca que es maravilloso”
Mette Fons: “Estoy muy orgullosa; este es mi primer corto y estoy muy contenta de haber venido a Huesca. Este festival es muy popular en el mundo del cine danés y muy reconocido y para mí supone un respaldo importantísimo”.
Sergio Oksman: “Quiero agradecer muchísimo el premio. Para mí es un regalo. Pero esto es un festival de cine y tengo que decir que estoy muy preocupado por los malos tiempos que estamos viviendo y lo que hay que hacer es que festivales como Huesca sigan adelante, sea como sea, porque sin lugares como este nosotros no tenemos nada que hacer”.
El segundo episodio emotivo de la jornada, cómo no, fue la Gala de Clausura, donde fueron apareciendo los premiados, algunos que habían estado ya por la mañana en la lectura y otros que fueron avisados a tiempo para que pudieran recoger sus premios si el viaje les era posible. A Aitor Aspe lo cogió este gabinete de prensa en el AVE entre Madrid y Huesca. Él es codirector de Mi Lucha junto a José María de la Puente, un cortometraje que ha obtenido el Danzante al mejor cortometraje Iberoamericano. “En realidad somos tres amigos, si añadimos a la productora Katixa Silva, que estudiamos juntos y que nos hemos vuelto a reunir” explicó. “Para nosotros es una satisfacción enorme porque hemos filmado con un presupuesto muy reducido y es una inyección de ilusión para seguir trabajando”, reconoció Aitor Aspe. Su compañero en la dirección, José
María de la Puente, se encuentra en Argentina trabajando en un proyecto de cine animación con Juan José Campanela, el gran director argentino, al que el cortometraje “le ha encantado. Tanto es así que Campanela se ofreció a José María para colaborar en el tratamiento del color, pues veía algunas cosas mejorables. Me costó localizarlo en Argentina, pero cuando lo ha sabido se ha llevado una alegría enorme”, explicaba feliz.