Daniel Sánchez Arévalo acudirá el próximo jueves 17 a Huesca para recoger el PREMIO DANZANTE que ha logrado en el Certamen Iberoamericano por su cortometraje «Física II». Antes de que llegue, hablamos con él sobre este premio y sobre su fructífera carrera. – Diez años como guionista para televisión, autor de varios novelas, reputado cortometrajista con no pocos galardones, candidato al Goya con “Exprés”. Llegas a Huesca, te seleccionan dos trabajos para el Certamen Iberoamericano («Física II» y «Profilaxis»), consigues el Premio Danzante y se entreabre la puerta a los Oscar® . Preguntarte cómo te va puede parecer gratuito, ¿no?. – Sí, la verdad es que me va indecentemente bien. Todo lo que he estado plantando durante este tiempo, en los dos últimos años está dando frutos bastante increíbles. Todo empezó cuando “Exprés” ganó el Notodofilmfest, la carrera empezó hacia los Goya y a raíz de eso las productoras empezaron a interesarse en mí para dar el salto al largo. Todo ha sido estupendo. Además de eso, todos los premios que han cosechado “Exprés” y “Profilaxis”, y ahora “Física II”, que con apenas un mes ya lleva unos seis premios. Evidentemente el de Huesca es el más importante de todos y además lo va a poner a un nivel muy alto. El hecho de estar preseleccionado para los Oscar® llama mucho la atención y hace que el corto tenga su vida festivalera asegurada. – Suena el teléfono: – Hola Daniel, soy Julio Medem. Y acabas rodando “La culpa del alpinista”. – Fue también a raíz de “Exprés”. Julio estuvo en la gala de entrega de premios, vio el corto proyectado, le impactó mucho. Recuerdo que al terminar la gala se me acercó y me dio un abrazo. Muy simpático: no le conocía de nada. Un mes después me llama, me dijo que era Julio Medem, y yo me reí porque creí que era algún amigo tomándome el pelo. Pero no, me propuso la oportunidad de trabajar con él, de conocerle. A alguien a quien admiro profundamente, a quien considero un genio con un mundo mágico increíble. – “Física II” es un corto con una factura cuidada, con buenos actores, con un equipo envidiable ¿Se puede decir que, con unos 60.000 euros de presupuesto, es una “gran producción” dentro del mundo del corto? – Hicimos un esfuerzo mayor que para otros cortos. Tanto la productora Avalon como yo, realizamos un esfuerzo extra para elevar el nivel del corto. Se podría haber hecho con menos dinero, pero el hacer bien las cosas (como, por ejemplo, rodar en super 35 mm.) requería un esfuerzo extra económico, que además nunca sabes si vas a recuperarlo porque un corto nunca sabes si va a funcionar o no. Además pudimos contar con gente de primer nivel: con la fotografía de Juan Carlos Gómez, la dirección artística de Federico Cambero o el montaje de Nacho Ruiz Capilla (que todos habían trabajado en “Noviembre”, de Achero Mañas). Trabajaron gratis, sin cobrar un duro, eso ayudó a que no se inflará aún más el presupuesto y significó, además de un privilegio, que la historia les había convencido, que les había gustado y enganchado. Con todo, no creo que para estos tiempos sea ya un presupuesto desorbitado. Puede que la mitad de los cortos estén rondando ese presupuesto. Aunque también hay otros que, como “Profilaxis”, valen la décima parte. Creo que esta historia requería, por la complejidad de su argumento, de sus localizaciones, hacer ese esfuerzo. – ¿De dónde surge una historia como ésta: con desencuentros, esperanzas, decisiones y desilusiones a partir de la nota de un examen? – De mis entrañas. Estoy muy obsesionado con las historias generacionales, de cómo enfrentarse a tu padre, de la diferencia entre lo que quieres y lo que quiere tu padre para ti. Es algo que tengo muy dentro, que ha estado siempre muy presente en todo lo que he escrito, guiones y novelas. El guión es fruto de muchos años, de estar pensando y escribiendo sobre temas muy relacionados. Por ejemplo, el tema de los porteros, que me persigue y al que recurro mucho: vivir debajo de los demás, a sus órdenes, estar en un buen edificio pero a su servicio, estar tan cerca y, a la vez, tan lejos de lo que deseas. Me gusta contar historias pequeñas, pero que, de alguna manera, se convierten en épicas. Situaciones límites, pero dentro de la cotidianeidad. – “Físca II” tiene el potencial para desarrollarse, de sus 19 minutos de duración, hasta el largometraje. Si surgiera la oportunidad, ¿la extenderías o el resultado es el que es y así se queda? – Es algo a lo que hemos dado muchas vueltas. Estoy de acuerdo contigo, creo que da para noventa minutos, que he dejado sin contar más de la mitad de las cosas. Mucha gente dice que tiene un aire a largometraje, incluso como algo criticable, pero yo me lo tomo como un piropo. De todos modos, de momento no estamos contemplando convertirlo en largo. – Y ahora, ¿cuáles son tus planes más próximos? – He firmado con Tesela para hacer un largometraje que, si todo va bien, rodaría dentro de un año. Estoy ahora en fase de escritura de guión. – Y del que no nos puedes contar nada, claro. – Te puedo adelantar el título provisional: “Azul oscuro, casi negro”; que el espíritu, no el argumento, es muy parecido a “Física II”; y que probablemente voy a contar con los actores con los que he estado trabajando hasta ahora, porque creo que me han dado muchas cosas y es una manera de compensarles.