El Festival Internacional de Cine de Huesca ha contado este sábado con una visita de excepción como es el realizador Carlos Saura. Este director de dilatada carrera y que atesora innumerables galardones, recoge en la capital oscense el premio Luis Buñuel, convirtiéndose así en la única persona que ha recibido los dos premios honoríficos que otorga el certamen. Saura se declaraba muy feliz de recibir este homenaje y muy satisfecho de “haber podido siempre trabajar en todo aquello que he querido”. Con cámara fotográfica en mano se definía como artista polifacético, “no me ha importado pasar de una cosa a otra” afirmaba el director.
Saura desgranaba su trayectoria ante los periodistas repasando anécdotas desde sus inicios, como cuando tuvo la oportunidad de conocer al propio Luís Buñuel en el festival de Cannes, hasta sus trabajos conjuntos con otros grandes nombres del guión y la fotografía de nuestro país como Rafael Azcona o José Luís Alcaine. Enamorado del séptimo arte, confirmaba su dedicación en cuerpo y alma a cada uno de sus proyectos, “todas mis películas las he hecho con la misma intensidad porque me gusta hacer cine”.
Declarándose, con cierta sorna, “un director emergente”, Saura se mostraba lleno de energía, “me obligan a hablar del pasado pero no quiero. Hay que vivir en un presente pensando en lo que voy a hacer en el futuro” y como buena muestra, los tres proyectos en los que ya está trabajando, el más cercano un documental que le llevará al mes que viene a Argentina. No obstante, hacía balance de sus orígenes cuando “era imposible hacer cine en España”, momento en el que estuvo a punto de marcharse del país como así hizo su hermano.
En referencia a las nuevas tecnologías, Saura comentaba que han acercado la posibilidad de hacer cine a mucha más gente pero ahora la dificultad se encuentra en que ese trabajo tenga una distribución comercial en cine o televisión.